Y ellos vivieron... Y ellos vivieron...

David Stoliar

(1923 - 2014)

  • Resumen
  • Historia Completa

El 24 de febrero de 1942 el torpedo de un submarino ruso dio de lleno al Struma, un barco de 150 toneladas, sobrecargado de refugiados que, provenientes de Rumania se dirigían a Palestina.

Esta fue la mayor tragedia marítima que aconteció durante la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de la negativa de Gran Bretaña de admitir a los refugiados en dicha tierra y por la cuarentena de 71 días impuesta por Turquía, que terminó con el barco remolcado mar adentro, abandonado a su suerte.

De los 10 tripulantes bulgaros y los 769 refugiados judíos ,uno sobrevivió milagrosamente y eso marcó la diferencia, alguien, aunque muchos años después, contó y la historia del Struma cobró vida.

David Stoliar tenía 19 años y sobrevivió en las frías aguas del Mar Negro.

El 24 de febrero de 1942 el torpedo de un submarino ruso dio de lleno al Struma, un barco de 150 toneladas, sobrecargado de refugiados que, provenientes de Rumania se dirigían a Palestina.

Esta fue la mayor tragedia marítima que aconteció durante la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de la negativa de Gran Bretaña de admitir a los refugiados en dicha tierra y por la cuarentena de 71 días impuesta por Turquía, que terminó con el barco remolcado mar adentro, abandonado a su suerte.

De los 10 tripulantes bulgaros y los 769 refugiados judíos ,uno sobrevivió milagrosamente y eso marcó la diferencia, alguien, aunque muchos años después, contó y la historia del Struma cobró vida.

David Stoliar tenía 19 años y sobrevivió en las frías aguas del Mar Negro.

“Fui uno de los

afortunados que salió volando por los aires y caí al mar”, dijo Stoliar. “Cuando llegué a la superficie, no había nada excepto

una tremenda cantidad de escombros y mucha, mucha gente nadando en el agua. Hacía mucho, mucho frío y nos costaba

mucho mover los pies y las manos”.

Por la tarde, el primer oficial búlgaro del Struma, Lazar Ivanof Dikof, pasó flotando en una puerta. Lo subí a mi balsa de

restos. Me contó que había visto acercarse el torpedo. El frío era entumecedor. Nadie más parecía estar vivo cuando cayó la

noche, y por la mañana el Sr. Dikof también había muerto”.

David fue salvado por un barco de pescadores turcos.

Fue hospitalizado y después de eso estuvo detenido durante 71 días en una cárcel turca

por “inmigración ilegal”.

La comunidad judía de Turquía lo asistió y consiguió el visado que le otorgaron los

ingleses, como excepción,para entrar en Palestina.

Refiriéndose a los Turcos, dijo:

“Yo fui el único testigo de su inhumanidad, realmente, desde el principio hasta el final”.

David Stoliar nació en Kishinev, Rumania, el 31 de octubre de 1922, hijo de Jacob Stoliar, un

fabricante textil judío de Bucarest. Sus padres se divorciaron cuando él tenía 10 años y él se

fue a vivir con su madre a París.

En 1936 ,volvió a Bucarest y terminó la escuela secundaria.

Estalló la guerra y cuando la persecución contra los judíos se intensificó, su padre decidió

embarcarlo en el Struma para salvar su vida.

“Durante meses, el hundimiento del barco se convirtió en un grito de guerra para los judíos de todo el mundo. Generó

protestas, una huelga general en Palestina, amenazas de muerte contra funcionarios británicos y como respuesta Turquía y

Gran Bretaña expresaron su pesar pero negaron su responsabilidad”.(nytimes)

Una vez en Palestina, David se unió a la Brigada Judía del Ejército Británico y luego luchó con

el ejército Israelí durante la Guerra de la Independencia.

En 1945 se casó con Adria Nacmìas y tuvieron un hijo, Ronnie, de quien tuvo una nieta.

En 1950 David, se convirtió en ejecutivo de una empresa petrolera y fue destinado a

Japón, donde permaneció por el lapso de 18 años.

Adria falleció en 1961.

En 1968 se casó con Marda Emslie y en 1971 se mudó a Oregon , E.E.U.U., donde se jubiló.

Durante muchos años guardó silencio acerca de su historia y de sus vivencias, pero en el año

2000,Greg Buxton,un ciudadano británico de 35 años, cuyos abuelos murieron en el Struma,

organizó una expedición de búsqueda exitosa del buque hundido.

El mismo fue fotografiado y la historia del Struma fue noticia.

A partir de ese hecho David Stoliar fue entrevistado por periódicos, revistas, narró los hechos

para tres libros y participó del documental del director canadiense Simcha Jacobovici, titulado

The Struma.

“Durante 58 años, nadie me preguntó sobre el Struma”, dijo, “y sentí que a nadie le importaba. Llevé los recuerdos en mi

cabeza como si hubiera pasado ayer”.

David Stoliar falleció en Bend, Oregon,el 1 de mayo del año 2014, a los 91 años.

A los 91 años ha muerto en Oregón, EE.UU., donde llevaba residiendo desde hacía 42 años y deja un hijo y una nieta. Las apenas diez semanas que Stoliar pasó al bordo del Struma le marcaron profundamente. Según el diario Oregonian, cada vez que Stoliar se veía forzado a hablar de su particular Shoah -por ejemplo en el Museo del Holocausto en Washington- no tardaba en despertarse gritando por las mañanas. 

Durante más de medio siglo, David Stoliar siguió siendo un testigo silencioso del peor desastre marítimo civil de la Segunda Guerra Mundial,

El viaje condenado al fracaso del Struma podría haber sido una nota olvidada a pie de página en la historia del Holocausto si no hubiera sido por la supervivencia del Sr. Stoliar y su voluntad años después de atestiguar la indiferencia y las decisiones brutales que pusieron a Palestina fuera de su alcance y provocaron la muerte de cientos. a manos de aliados nominales contra Hitler. 

Durante 58 años, nadie me preguntó sobre el Struma”, dijo, “y sentí que a nadie le importaba. Llevé los recuerdos en mi cabeza como si hubiera pasado ayer”. 

La noticia de su muerte no se informó ampliamente, aunque apareció un breve artículo en The Oregonian. La pérdida del Struma y la supervivencia del Sr. Stoliar se desconocían en gran medida hasta el cambio de siglo, cuando habló con un reportero del New York Times. 

La guerra en Europa había estado en marcha durante dos años y los judíos en Rumania, cuyo número aumentó con los refugiados de Checoslovaquia, Austria y Hungría, estaban pereciendo bajo la Guardia de Hierro fascista de la nación. Miles esperaban poder salir de Constanza, el puerto de Rumania en el Mar Negro, y atravesar el Bósforo hasta Palestina. Su desesperación estaba madura para la explotación.