Y ellos vivieron... Y ellos vivieron...

Marcel Mangel – Marcel Marceau

(1923 - 2007)

  • Resumen
  • Historia Completa

Marcel  Mangel nació el 22 de marzo de 1923   a orillas del río Rin, en Estrasburgo, justo en la frontera con Alemania.

Sus padres eran Charles Mangel y Anne Werzberg. Compraron un local y montaron una carnicería  Kosher ,oficio que desempeñaban su abuelo y su padre y en el que Marcel ayudaba. 

Su padre era una persona muy estricta con su oficio. Se levantaba siempre a la misma hora, iba a la carnicería y trabajaba hasta tarde.

Marcel y Alain, su hermano mayor, estudiaban por la mañana y ayudaban con la carnicería por la tarde. 

A Marcel le encantaba pintar  y ver en cada ocasión posible todas las películas de Charles Chaplin. A los 12 años comenzó a jugar poniéndose un bigote falso y pretender estar en una película muda.

Escribía sus obras y creaba sus escenografías. Siempre supo que su futuro no estaba en la carnicería. 

Marcel  Mangel nació el 22 de marzo de 1923   a orillas del río Rin, en Estrasburgo, justo en la frontera con Alemania.

Sus padres eran Charles Mangel y Anne Werzberg. Compraron un local y montaron una carnicería  Kosher ,oficio que desempeñaban su abuelo y su padre y en el que Marcel ayudaba. 

Su padre era una persona muy estricta con su oficio. Se levantaba siempre a la misma hora, iba a la carnicería y trabajaba hasta tarde.

Marcel y Alain, su hermano mayor, estudiaban por la mañana y ayudaban con la carnicería por la tarde. 

A Marcel le encantaba pintar  y ver en cada ocasión posible todas las películas de Charles Chaplin. A los 12 años comenzó a jugar poniéndose un bigote falso y pretender estar en una película muda.

Escribía sus obras y creaba sus escenografías. Siempre supo que su futuro no estaba en la carnicería. 

Por las noches, Marcel se escapaba de su casa, recorría bares y buscaba pequeños escenarios de Estrasburgo donde interpretar su arte.

Actuar era lo único que le daba sentido a su vida,especialmente entre todo el revuelo que Europa vivía: la crisis, las persecuciones y el antisemitismo. Su vida era su arte.  

A mitad de la década del 30, Alain Mangel y Georges Loinger, hermano y primo de Marcel respectivamente, comenzaron a colaborar con la OSE (Oeuvre de secours aux enfants), una organización humanitaria internacional cuyo objetivo era ayudar a los  huérfanos judíos que venían de Alemania, Polonia, Austria y varios países más en donde se aplicaron  las leyes de Nüremberg (la legislación contra los judíos alemanes).

Por su ubicación, Estrasburgo se convirtió en una ciudad estratégica para los refugiados: desde allí los llevaban a distintos albergues, principalmente en el sur de Francia.

Marcel se sumó a la OSE en noviembre del 1938, unos días después de la Noche de los cristales rotos.por pedido de su primo .

 “Cuando colaboramos con él, llevábamos a los chicos al Château de Masgelier en Creuse, en el oeste francés. Marcel era genial para entretener y distraer a los niños”,constató Dominique Rotermund, custodia de los archivos históricos de OSE.

Parecía un trabajo sencillo cuando su primo se lo explicó. Debía viajar a Creuse y permanecer allí dos meses, cuidando alrededor de 90 niños. No sería el único en el lugar, solo tendría que preocuparse por entretenerlos. Así que se subió al tren y siguió las instrucciones para llegar al castillo Masgelier.

Al llegar, no escuchó una risa, ni siquiera un grito. Los niños miraban al suelo. Estaban vivos, pero nada más. Al ver esto, Marceau se puso en el centro del salón principal, algunos niños comenzaron a observar, esperaban que se presentara, que diera una instrucción, que dijera algo. Pero él se mantuvo mudo y comenzó a hacer pantomima.

Poco a poco, más ojos persiguieron a Marceau. Aquellas miradas tristes se transformaron en curiosidad pura. Comenzaron a ver lo invisible, a entender lo que él quería mostrarles. Después de eso, la vida de aquellos los niños y del  mimo se estrecharon. Él iba a un lugar y ellos lo perseguían. Todo en silencio.

Fue entonces cuando se le ocurrió la idea maestra de entrenar a los chicos en el arte de la pantomima. No para convertirse en artistas, sino para pasar desapercibidos en caso de una invasión. Para escapar.

El 10 de mayo de 1940,  los nazis tomaron Luxemburgo, Bélgica y el norte de Francia. Marcel y sus compañeros escaparon hacia el sur del país con todos huérfanos, en un enorme operativo clandestino. “Para ese momento llegaban entre 50 y 100 niños por día”, contó Marcel Marceau en 2001.

Días después de la ocupación, el gobierno francés ordenó a toda la población que viviera en la frontera este desalojar las viviendas. La orden era “huir a un lugar más seguro”.

La familia Mangel pasó por varios sitios y terminó en Limoges. Un pequeño pueblo en el

centro de Francia.

Sin embargo, el ejército alemán no tardó en llegar allí. Para 1943, todo el país estaba ocupado.

Marcel y Alain colaboraron con la Resistencia en Limoges. Y siempre continuaron rescatando niños judíos. Los sacaban de los orfanatos para reubicarlos en colegios católicos e internados. Les cortaban el pelo y falsificaban sus documentos. La intención era borrar cualquier rastro que evidenciara su fe. 

También ellos, por razones de seguridad decidieron cambiar su apellido: dejaron de llamarse Mangel  y eligieron el apellido Marceau ,en honor a Francois Marceau-Desgraviers, un general de la Revolución francesa. 

Su padre, en cambio, nunca lo hizo y unos meses más tarde, en 1944, un cuerpo de oficiales de la Gestapo lo detuvo y lo deportó a Auschwitz. Nunca más se supo algo de él.

Cuando su padre desapareció, los hermanos Marceau decidieron unirse a la Resistencia de Lyon, una de las ciudades más peligrosas de Francia.

El responsable de la ciudad, designado por Hitler, era Klaus Barbie, conocido como el “carnicero de Lyon”, nombre que se ganó por torturar y asesinar personalmente a sus detenidos

En la clandestinidad, los dos hermanos fueron los principales falsificadores de la organización insurgente. Copiaban pasaportes y cualquier tipo de documento. También formaban parte del equipo de reubicación de huérfanos.

Sin embargo, en Lyon todo era más complicado. Barbie era implacable: hacía redadas e intervenía en los traslados. Así logró atrapar a cientos de niños judíos. Muchos eran asesinados en el acto, y a otros los deportaba a Alemania, a los campos de concentración.

Marcel Marceau pronto comprendió que la única forma de salvar a los chicos judíos era llevarlos a Suiza, que conservaba su condición de “país neutral”.

Así fue como ideó un plan maestro. Viajarían en tren desde Lyon hasta el Este francés. Como los pasos fronterizos estaban vigilados por los nazis, continuarían a pie. Atravesarían los Alpes caminando por el bosque en pleno invierno. Formarían grupos de 20 a 30 niños. Del otro lado de la frontera los esperarían otros miembros de la Resistencia que llevarían a los chicos hasta Ginebra.

Vistieron a los chicos como scouts. En caso de ser interceptados por el ejército alemán, dirían que estaban de campamento en las montañas. De todas formas, Marceau entrenó a los niños para huir y esconderse si algo salía mal. Debían hacer todo en completo silencio. “Haciéndose invisibles”, como contó Marceau años después.

Nunca se supo con precisión cuántas viajes a través de los Alpes hizo Marcel Marceau antes de que terminara la guerra. No existe un número preciso de chicos judíos que llegaron a Ginebra de la mano del “el mimo más famoso”, pero se calcula  fueron más de 300.

Cuando el ejército estadounidense llegó a Francia, Marcel y Alaín decidieron sumarse al Ejército Libre de Francia para liberar a Europa de los remanentes del nazismo. 

Marceau contó “Yo era oficial de enlace en el ejército porque hablaba inglés fluido.

La guerra había terminado, pero nosotros seguíamos movilizados. Recuerdo que en diciembre estaba en Frankfurt con el batallón sexto del General Patton. Ahí conocí al Capitán Parker, un estadounidense del que nunca me olvidaré. Él me preguntó: ‘¿Caballero qué hará después de todo esto?’. Yo le respondí: ‘Pantomima’. ‘¿Qué es eso?’, me dijo. A lo que respondí: ‘Hacer visible lo invisible e invisible lo visible’. Ahí me invitó a presentarme frente a miles de soldados en una carpa en Frankfurt. Al día siguiente tuve mi primer oportunidad de fama como mimo. Aparecí en la primera plana del ‘Stars and Stripes’, el diario de la milicia estadounidense”.

Marcel Marceau nunca se consideró un héroe. Quizá por eso mismo jamás habló de lo que hizo por los niños judíos. Tampoco se lamentó en público por la desaparición de su padre. Fueron sus compañeros de batalla quienes comenzaron a hablar.

Phillipe Mora, cuyo padre luchó junto a Marcel en la resistencia francesa, dijo en una entrevista para Swiss info: “Marceau comenzó a hacer mímica para mantener a los niños en silencio mientras escapaban. No tenía nada que ver con el mundo del espectáculo. Estaba haciendo mímica por sus vidas”.

Marcel Marceau falleció el 22 de septiembre de 2007, a los 84 años y fue enterrado en París.

En el año 1946 se matriculó en la Escuela de Arte Dramático de París.

En 1947 creó su famoso personaje, Bip, con una cara blanca, ropa de payaso de anchos pantalones, una camisa marinera y una cartera vieja y deformada. Fue el mayor éxito de la temporada teatral 1955-1956 en Nueva York, y desde entonces  hizo giras por las grandes ciudades de todo el mundo.

En el cine trabajó con el director Roger Vadim en 'Barbarella' (1968) y con Mel Brooks en Silent Moovie ,'La Dernière folie' (1976) y Shanks.

En 1978 creó en París una Escuela de Mimo, en la que enseñaba la gramática de este arte.

Fue condecorado por su heroísmo con la medalla de la Legión de Honor francesa.

En abril de 2001, Marceau recibió, por parte de la Universidad de Michigan, la Medalla Wallenberg en reconocimiento a su humanitarismo y actos de valor ayudando a judíos y otros refugiados durante la segunda guerra mundial. 

Falleció el 22 de septiembre de 2007, a los 84 años y fue enterrado en París.

El 27 de Marzo de 2020, se estrenó la película “Resistance” , del realizador Jonathan Jakubowicz , que narra la vida de Marcel Marceau durante la Segunda Guerra Mundial .

 “Es una historia luminosa que no se trata de la muerte sino del valor, del heroísmo, de renunciar a los intereses egoístas por la vida de los demás”, subraya Jakubowicz. “Creo que es un mensaje extremadamente necesario para el mundo de hoy y me inspiró muchísimo”.

Fuentes. Los Angeles Times

                 The internacional Raoul Wallenberg F0undation 

                 Infobae

                 La Razón

                 Biografías y Vidas.com