Irena Krzyzanowska, nació el 15 de febrero de 1910 en Varsovia.
Con un amor al prójimo heredado del ejemplo de su padre, Stanislaw Krzyzanowski, un médico que contaba mayormente con pacientes judíos pobres y fue activista del partido socialista polaco (PSP). Stanislaw murió de tifus cuando Irena tenía 7 años y las condiciones en las que contrajo la enfermedad impactaron en ella profundamente, porque enfermó mientras atendía pacientes de muy bajos recursos.
Sus ideas fueron una gran influencia para la joven.
Irena empezó su trayectoria estudiantil en la Universidad de Varsovia cursando estudios literarios. Allí ya destacó por su oposición a la política de discriminación introducida en 1935 contra los judíos, a quienes se obligaba a sentarse en bancos separados reservados especialmente para ellos. Por ello fue castigada con una suspensión temporal.
En la facultad, se relacionó con grupos de trabajadores sociales y ayudó en entidades de asistencia antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.El 1 de septiembre de 1939,cuando Alemania invadió Polonia, Irena, con 29 años, trabajaba en el Departamento de Bienestar y Salud Pública de Varsovia.
A partir de ese momento se prohibió prestar ayuda alguna a ningún judío.
Irena y sus colegas se encargaron entonces de atender a los soldados polacos heridos, unos beneficios que Sendler se las arregló para ampliar a los soldados judíos, así como a sus familias, que habían quedado excluidas del sistema de ayudas públicas cuando más lo necesitaban.
En noviembre de 1940, se ordenó el confinamiento de todos los judíos de la ciudad dentro de un gueto con el fin de mantenerlos bajo control mientras su destino se decidía.Los nazis cerraron el acceso del gueto de Varsovia al exterior el 16 de noviembre de 1940, cercándolo primero con alambres de púa y luego construyendo un muro de tres metros de altura y 18 kilómetros de largo.
La sobrepoblación dentro de los límites del gueto creaba unas condiciones de vida inhumanas en las que sus habitantes estaban prácticamente condenados a enfermar o morir. Llegaron a hacinarse en su interior hasta 450.000 personas, un 30% de la población de Varsovia,en una superficie equivalente al 2,4% de la misma ciudad.
Haciéndose cargo de un gran número de pobres y desposeídos de la ciudad. Irena Sendler aprovechó su puesto para ayudar a judíos, pero esto se volvió prácticamente imposible cuando el gueto fue sellado en noviembre de 1940.
Asumiendo un gran peligro personal, concibió métodos para entrar al gueto y prestar ayuda a los moribundos judíos. Se las ingenió para obtener un permiso de la municipalidad que le facilitaba la entrada al gueto para inspeccionar las condiciones sanitarias. Dentro del gueto estableció contacto con activistas de organizaciones judías y comenzó a brindarles asistencia.
Ayudó a sacar clandestinamente a judíos del gueto a la parte "aria" de la ciudad y a establecer escondites para ellos , sabiendo ella y sus colaboradores que si los descubrían iban a una muerte segura.
A medida que pasaba el tiempo, las condiciones de vida empeoraban y muchos padres asumieron que si había una mínima posibilidad de supervivencia para sus hijos, esta estaba lejos de ellos, fuera del gueto. Por ello, aceptaron que sacaran a los niños del gueto.
El grupo de Irena llegó a sacar algunos niños metidos en ataúdes – los más pequeños adormecidos con alguna sustancia–, escondidos en sacos de papas, a través de las cloacas o de oscuros túneles, o directamente en ambulancia, pues con la excusa de que tenían enfermedades contagiosas lo nazis no se acercaban. Consiguió, además, ocultar los papeles de la mayoría de ellos con la intención de que tras la guerra pudieran ser identificados y reunirse así con sus familias.)
Irena Sendler se convirtió en una de las principales activistas del Consejo de Ayuda a los Judíos(conocido como Zegota) que tuvo un papel crucial en el rescate de muchos de los que sobrevivieron las deportaciones masivas. La organización se hizo cargo de miles de judíos que estaban tratando de sobrevivir ocultos, buscándoles lugares de escondite y pagando por su manutención y cuidado médico.
En septiembre de 1943, cuatro meses después de la destrucción completa del gueto de Varsovia, Sendler fue nombrada directora del departamento de Cuidado de Niños Judíos de Zegota. Bajo el nombre clandestino de Jolanta aprovechó sus contactos con orfanatos e instituciones para niños expósitos para enviarles chicos judíos. Muchos de estos fueron enviados al orfanato Rodzina Marii (Familia de María) en Varsovia, a instituciones religiosas regentadas por monjas en la cercana Chotomów y a Turkowice, en las adyacencias de Lublin.
Irena escribió los nombres de los chicos y sus nombres falsos y los guardó en frascos que luego enterró debajo de un árbol de manzanas en el patio de un vecino para ocultar sus identidades.
"Tenía la esperanza de algún día poder desenterrar los frascos, ubicar a los niños e informarles de su pasado, dijo"
Los frascos contenían los nombres de 2500 niños.
El 20 de octubre de 1943 fue arrestada ,condenada a muerte y enviada a la tristemente célebre prisión de Pawiak, pero activistas del movimiento clandestino consiguieron sobornar a algunos guardias y obtener su liberación.
El haber estado a punto de morir no la acobardó. Después de ser liberada en febrero de 1944 y a pesar de que sabía que las autoridades la seguían vigilando, continuó con sus actividades clandestinas con otro nombre.
Una vez que terminó la guerra, Irena desenterró las listas con los nombres de los niños judíos y la entregó al Comité de salvamento de los judíos supervivientes.
La mayoría de los menores salvados fueron criados en orfanatos, por parejas anónimas, e incluso por conocidos de Irena pues sus familias biológicas perecieron en los campos de concentración.
Su coraje , su altruismo y su humanidad llevaron a que se la conociera como:
El ángel de Varsovia
Fue nominada al Premio Nobel de la Paz en el año 2007.
Falleció el 12 de mayo del año 2008.
“Cada niño salvado con mi ayuda es la justificación de mi existencia en la Tierra, no un título para la gloria”, afirmó.
Irena Sendler no se consideró una heroína. Nunca se adjudicó crédito alguno por sus acciones:
”Podría haber hecho más, Este lamento me seguirá hasta el día que muera.”
El 19 de octubre de 1965 Yad Vashem reconoció a Irena Sendler como Justa de las Naciones.