José María Barreto Bustíos fue un intelectual y periodista peruano, Dr. en Ciencias Políticas, quien además se desempeñó como diplomático a lo largo de toda su vida.
El inicio de su carrera diplomática , en 1925, tuvo lugar cuando fue nombrado secretario general de la delegación peruana al plebiscito de Tacna y Arica (litigio con Chile).
Durante la década de 1930 se promulgó una legislación que restringía fuertemente la inmigración al Perú y se comenzó a promover una actitud prevalecientemente xenófoba en general. El 17 de septiembre de 1938, el cónsul estadounidense en Lima informó que Perú había ordenado a sus delegaciones diplomáticas que rechazaran los visados a los judíos sin xcepciones.
En 1942, después de que comenzaron las deportaciones a los campos de exterminio, el gobierno de Perú rechazó una solicitud de la comunidad judía local para otorgar la entrada a 50 niños judíos de Francia.
Siendo Cónsul General del Perú en Ginebra, José María Barreto, fue contactado a mediados del año 1943 por el “Comité internacional para la ubicación de intelectuales refugiados “ con el ruego de emitir pasaportes peruanos a nombre de intelectuales judíos polacos que se encontraban recluidos en el campo de concentración de Vittel, en la Francia ocupada por la Alemania nazi, y que muy probablemente serían trasladados a Alemania y ejecutados.
El Cónsul General peruano accedió a dicha solicitud desesperada y procedió a emitir tales pasaportes a nombre de 27 personas judías de nacionalidad polaca durante la segunda mitad del mes de julio de 1943.
Este acto de humana generosidad permitió salvar de una muerte segura no sólo a los 27 titulares de esos pasaportes sino también a sus familias respectivas, pues muchos de ellos fueron arrestados con sus cónyuges e hijos.
El número de personas salvadas ascendió así a 58, incluyendo a 14 niños.
Sin embargo, las autoridades policiales suizas, tomaron conocimiento de este hecho y le pidieron las explicaciones del caso al ministro Ventura García Calderón, Jefe de la Legación del Perú en Suiza, quien, a su vez, se las exigió al Cónsul General en Ginebra.
La explicación de José María Barreto al ministro García Calderón fue textualmente:
«Nadie autorizóme. Sentimientos humanitarios políticos del momento indujéronme conceder excepción servicio solicitado encarecida, urgentemente por organizaciones internacionales protecciones intelectuales refugiados y ayuda israelitas perseguidos, otorgando pasaportes emergencia, única forma salvar vida presos en Alemania previo formal compromiso destrucción pasaportes inmediatamente logrado salvación. Ruego considerar circunstancias extremas y mi conocimiento coyuntura europea, excusando procediera sin autorización, inspirado en sentir Gobierno peruano favorable países víctimas Alemania y en recomendaciones Sto. Padre».
Las explicaciones de Barreto, no obstante reflejar un extraordinario valor humano, no fueron tenidas en cuenta por el Presidente del Perú, Manuel Prado Ugarteche,
Cancelaron su nombramiento y quedó prácticamente en la indigencia.
El intento de rescatar a los judíos de la muerte puso fin a la carrera diplomática de Barreto.
El 4 de marzo de 2014, Yad Vashem reconoció a José María Barreto como Justo de las Naciones., siendo el primer Peruano que recibió esta distinción.
Oswaldo de Rivero relata que la historia de esta condecoración se inició en el tiempo que era Embajador del Perú ante las Naciones Unidas, cuando le contó a su colega diplomático israelì de origen argentino Marco Sermoneta, lo que había hecho su abuelo durante la II Guerra Mundial en Ginebra. El embajador Sermoneta se lo tomó muy en serio y comenzó una larga investigación en el Museo del Holocausto Yad Vadhem, dando como resultado esta condecoración, que Oswaldo de Rivero recibió en Israel por ser su descendiente más cercano, para orgullo de su familia, de la Cancillería y del Perú. ( fuente ; prolasendadelahistoria.blogstop)